Nunca había experimentado una huelga antes de
venir a Madrid. Yo no vivo en la ciudad de los Estados Unidos, yo vivo en los
suburbios, donde la gente sólo se animan acerca de cómo el sistema escolar va a
financiar un programa de idioma chino, o donde el nuevo Whole Foods va a ir.
Después de mis primeros semanas en Madrid, que había experimentado ya dos huelgas
en el transporte público, yo era escéptico de la idea de la huelga. Las huelgas
no parecen hacer nada. Las mañanas de huelga, el metro estaba mucho más lleno
de gente, pero todavía seria posible llegar a clase en el metro y el autobús.
Por esta razón, varias semanas después, yo no
sabía qué pensar cuando las clases fueron canceladas, y todos los estudiantes
de mi clase CEU solo querían hablar de la gran huelga general: 14-N. Mi señora,
Ángeles, fui al supermercado el día anterior, el 13 de noviembre, y compró
muchas cosas porque ella dijo que no sería posible ir a la tienda al día
siguiente. Nuestro padre, Emilio, dijo que Marisa y yo necesitamos tener mucho
cuidado si nos fuimos caminando cerca del centro de la ciudad. Emilio era
militar, y él dijo que un su juventud, él trabaja en el control de multitudes
durante las huelgas. Por esta razón, él tiene una opinión muy negativa de las
huelgas: “no hacen nada.” Explicó que la huelga sólo empeora la economía, y trae a todo el país a una parada, lo que hace que España pierde un montón de dinero. Me gustaba escuchar una
perspectiva nueva sobre la huelga, ya que todos los estudiantes en mi clase
parecían entusiasmados con "14-N".
Por la noche, Marisa y yo decidimos que
después de ver la escena caótica en las noticias todo el día, nos queríamos ir
a Sol y Cibeles y verlo por nosotros mismos. Caminando por el centro desierto
de Sol, vimos graffiti en las ventanas de muchos edificios, tiendas y hasta bancos
y edificios gubernamentales. Subimos a la Gran Vía y caminamos a la Plaza de
Cibeles, donde finalmente vimos la multitud. Había tanta gente que no lo podía
creer. Era por la tarde y el cielo empezaba a oscurecer, y el aire que nos
rodea se llenó de humo. Hasta cerca de la parada de metro de Colón había un
gran escenario y una multitud cantando juntos. Subimos la calle a la izquierda y
pasamos Alonso Martínez, caminando a casa, entre la multitud. Fue una experiencia
que no olvidará, ser parte de algo tan grande. En los Estados Unidos, es raro
ver a la gente apasionada y protestando en las calles, y es una imagen que se
quedará conmigo por mucho tiempo.
La escena en el centro de la ciudad, el 14-N. Yo podría ser una de esas personas. |
Me parece muy interesante que hayas tenido la oportunidad de ir a una huelga. Honestamente, yo no quise ir, porque en todas las huelgas que he experimentado en el Ecuador, y las imágenes del 25-S en España, la violencia siempre esta presente. Pero, me arrepiento de no haber ido, y poder haber experimentado una protesta pacífica, algo que nunca he podido ver.
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