Alexandra Young
El pulpo me recuerda el sabor
del pollo
Hace seis años, participé en un programa de estudios en el extranjero
gracias a la beca “Student Ambassador” de mi colegio. En mi vuelo a España, cuando estaba a 35,000
pies sobre el Océano Atlántico, pensaba que iba a vivir con una familia que nunca
había conocido, que no hablaban inglés, y comían pulpo en la cena. Pensaba, “¿Cuál
es el sabor de pulpo? Y yo me preguntaba
“Qué estás pensando?” Quería sumergirme
en una cultura nueva y explorar y viajar a nuevos lugares, pero empezaba a
entender la frase, “ten cuidado con lo que pides”.
Viví con una familia en Pontevedra, Galicia. Fue una experiencia fabulosa ya que aprendí lo que
supone adentrarme en la vida de un país extranjero y asimilar una cultura
diferente. Me encantó mi familia de allí e hice muy buenas y duraderas
amistades. Mi madre anfitriona tenía una familia muy numerosa, ninguno de los
cuales hablaba inglés. Aún extraño las preguntas incesantes de mi “primo” de 7
años, mientras cocinaba con mi “abuela”, las enseñanzas de frases americanas a
mis primos adolescentes, y aquellos momentos sentada bajo racimos de uvas en el
jardín, comiendo y riendo durante horas con la familia entera. Siendo la única
turista en la ciudad de Pontevedra, conocí a la gente del lugar, los
trabajadores de la panadería, los vecinos y la gente en las cafeterías. Me
encantó la manera en que los españoles pasan el tiempo con la familia y los
amigos, relajados en las cafeterías, sus animadas conversaciones y su estilo de
vida. Normalmente, mi madre española me
traía de su armario lo que ella consideraba los zapatos que ella consideraba más
adecuados antes de corretear. Creo que
estaba horrorizada de la selección de zapatos que traje a España, solo incluí varios
pares de sandalias y un par de zapatillas de tenis. Yo estaba pensando en la
comodidad, mientras que las mujeres en España piensan más en la moda.
Mi familia espanola almorzando en la finca |
La vista de la finca |
Mi madre real, en el vestido rojo, venio a visitarme y conocer a mi familia espanola |
Mi experiencia en Madrid tiene muchas semejanzas
y también diferencias de mi experiencia en Pontevedra. Ahora estoy viviendo en una ciudad en vez de
una zona rural. He tenido la oportunidad
de explorar la ciudad por metro, autobús, y andando, mi favorito modo de
transporte. En nuestros primeros días
aquí, Sam y yo hemos andado desde nuestro hogar cerca de CEU y Metropolitano hasta
la Puerta de Sol y pensábamos que Madrid era una ciudad tan grande que siempre estaríamos
perdidas. Pero después de algunas
semanas, podíamos llegar a cualquier sitio sin problema (conocíamos a Madrid
como la palma de nuestros manos). En
estos momentos, me resulta más familiar Madrid que Pontevedra. Es verdad que la gente de Madrid es más internacional,
pero veo el mismo amor para la vida y como la gente vive una vida muy relajada. Madrid tiene su propio ritmo: a veces es un
poco más rápido que el ritmo de Pontevedra como resultado de ser una ciudad más
grande, pero en el corazón de la ciudad hay un ritmo muy despreocupado y animado. Cuando paso por un café cerca de mi casa, no
importa la hora- siempre hay personas allí charlando, mirando un partido de
fútbol con toda la pasión del mundo, o bebiendo y comiendo una napolitana. También, almorzamos durante 3 horas cada fin
de semana y también nuestra genial madre
española, Carmen, nos invita a unos cafés a compartir con sus amigos y comer
helados y postres, pasando horas hablando, riendo y haciendo bromas. Pero esa vez, yo ya sabía que no debería
llevar mis zapatillas de tenis. Carmen
me explicaba que en Madrid, se considera normal mirar a la gente en el metro y
hacer contacto visual, pero en otras ciudades, la gente mira sus pies, la
tierra, sus manos, y cualquier cosa que no sea la gente. Creo que este es un buen ejemplo de la
personalidad amable de Madrid. También,
cuando la gente está hablando, usan sus manos más para gesticular y para
comunicar con el contacto físico.
Echaré de menos el concepto español de tiempo en
tiempo para la familia, tiempo para los amigos, tiempo para vivir la vida con “gusto.” Echaré de menos el habitual cálido abrazo y
un beso en las mejillas a los que me he acostumbrado al conocer a un extraño por
primera vez. Incluso me atrevería a echar
de menos los zapatos de moda que todas las mujeres en España llevan. La opción de estudiar fuera habrá demostrado
ser una experiencia mágica con la que me enteré de lo que era navegar por la
vida en un idioma extranjero y tratar de asimilar una cultura diferente.
Ahh, y por cierto, el pulpo me recuerda el sabor
del pollo.
Sam, Carmen, y yo disfrutando Aranjuez, afuera de Madrid |
Hola Alexandra,
ResponderEliminar¡Yo nunca sabía que había vivido en España antes de este semestre! ¡Qué genial, y qué suerte!
Me gustó muchísimo la manera en que compara las dos experiencias--la primera, en Pontevedra, en la que eras la "solo turística" y no tenía zapatos de moda; y la segunda, en la que has vivido en la ciudad con un banco de experiencias para comparar y mejorar su tiempo en Madrid. La similaridades y diferencias en el "ritmo de vida" en las que has escrito son muy interesantes también: que, en ambos sitios, la gente vive muy relajada, pero más dinámico y un poco más rápido en Madrid. Para mi, leer este blog me ha ayudado entender un poquito más las diferencias sutiles en las vidas de los españoles, y desde una perspectiva muy relatable.
Saludos,
Weston Fleming
Alexandra,
ResponderEliminarA mi me gustó mucho su descripción de la cultura española en cuanto al tiempo que pases con su señora; nosotros hacemos lo mismo durante los fines de semana con nuestra Carmen. La cultura aquí me ha enseñado como vivir con más paciencia y agradecimiento para las relaciones y conversaciones.
También, es muy interesante considerar las diferencias entre sus viajes a España, pero puedo imaginar un poco la disparidad entre sus experiencias a causa de nuestra viaje a Galicia.
¡Buena entrada!
Tori Polo