Emily Marso
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Para mí,
nuestro viaje más impresionante fue el fin de semana que pasemos en Galicia.
Había oído mucho de esa región por una de mis profesores en Duke que fue nacido
en Santiago de Compostela. Ella me había dicho que esa parte fuera muy distinta
de las otras de España, y que yo tuviera que visitar su ciudad natal, y cuando
aprendí que iba a visitarla con el programa me puso muy contenta.
Antes
de este programa, solo había visitado España una vez y en ese primera viaje
solo estuve en Andalucía, en Sevilla y Marbella. Por eso, creía que todo de
España fue más o menos parecido a esa comunidad (aunque no supiera que fue una
“comunidad” en este sentido). Madrid me parecía mucho más urbano pero
generalmente parecido. Pero cuando finalmente visité Galicia, me parecía otro
mundo—por lo menos, otro país. El campo ondulado y verde me parecía más las
imágenes que había visto de Irlanda en vez de mis recuerdos de España. La
humedad y el clima deprimente me recordaba de los estereotipos de Londres en
vez de las fotos populares de las playas españolas. Y la introversión de la
gente me parecía la gente buen educada pero fría de los países escandinavos en
vez de la gente muy amable y efervescente del sur de España. De nuestro viaje,
aprendí mucho de la variedad que existe en España, tanto en el paisaje como en
la gente y su actitud. Me hizo cambiar mi percepción de la uniformidad del país
y reconocer que hay que explorar cada parte individualmente para entender su
personalidad única.
¿Estoy
en España, o en Irlanda…?
Para mí, Galicia también era algo muy especial. La combinación de la belleza natural y profundidad de monumentos históricos me dio una perspectiva sobre España diferente que el resto de los lugares que hemos visitado.
ResponderEliminarEstoy completamente de acuerdo contigo sobre la diferencia gigante entre Andalucía, y su clima soleado y seco, comparado las playas grises, y paisajes verdes de Galicia. Aunque a mi tambien me gustó muchisimo el viaje tengo que admitir que la lluvia no me gusto mucho, pero me parece que la lluvia de Galicia, especialmente en Santiago de Compostela le daba una aura de misticismo, que ningún otro lugar de los que hemos visto en España tiene.
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