Las Fosas Comunes: La Justicia para las Víctimas

“Las fosas de la memoria” trata de las fosas comunes que quedan de los fusilamientos que ocurrieron durante la época de franquismo. El video no enfoca en las vidas y las muertes de las víctimas de los fusilamientos, sino en las historias, experiencias, emociones y opiniones de los hijos de fusilados; durante las entrevistas que tienen lugar a lo largo del video, las hijas recuerden las víctimas, las echan de menos, y buscan justicia por sus muertes. Una cita llamativa es la primera del video de una hija de fusilado, que fue a una fosa común y explicó que, “Tenía un cráneo en la mano, un cráneo…con su dentadura completa…Lo único que pensé es que era una víctima más”. La cantidad enorme de los fallecidos, y la pena y el sufrimiento que viene con cada muerte, son conceptos muy difíciles para captar; sin embargo, para ver los restos mortales de un humano, y para oír su descripción de esta experiencia, pone en perspectiva estos conceptos complejos. 

            Después de oír los recuentos de las hijas de fusilados, creo que la ley de la memoria histórica es una parte importante de alcanzar una sensación de conclusión al sufrimiento. Las víctimas de los fusilamientos y sus familias nunca se harán justicia, pero como las hijas dicen, es significativo ver el reconocimiento de las víctimas y la asunción de responsabilidad para las atrocidades.

             Este video me recuerda de “Al Final del Túnel”, el documental sobre ETA que miramos al principio del semestre. Ese documental también consiste en unas entrevistas con los parientes y los amigos de los fallecidos, que murieron durantes atentados de ETA. Los atentados de ETA y los fusilamientos tienen mucho en común – los dos demuestran acciones injustas y ejemplos de violencia injustificable. Los parientes y los amigos de los fallecidos dan una voz a las víctimas que fueron los blancos de la violencia y ya no pueden luchar para la justicia. Estos temas son pesados, pero es importante recordar y aprender de la historia.

Por Emilia Rybak