El otro fin de semana,
tuve una experiencia muy español. Por mi asignatura de CEU, estoy
en un equipo de trabajo, y a veces yo salgo con los chicos en el
grupo. No obstante, estuve muy emocionada cuando ellos me invitaron
a una capea por el cumpleaños de Javier, un compañero suyo. Antes
de la capea, tenía una idea de lo que la capea sería, la que era
muy equivocada. Pensaba que la capea sería un evento publico, con
cientos de personas, con el entorno de un partido de fútbol.
Nosotros nos reunimos fuera del intercambiador de Moncloa en la
mañana. Me sorprendió cuando nosotros subimos un autobús privado
en vez de un autobús publico.
Javier tenía amigos de su
familia que vivía fuera de Guadalajara. Su finca fue la ubicación
de la capea. En total, habían cuarenta personas en la fiesta, la
mayoría que asistía la Universidad de San Pablo- CEU y vivía en la
residencia con Javier. Los anfitriones tenían una finca con
caballos y vacas. Todos nos alegramos ver los caballos. Los
caballos competía en carreras, y la familia vendía caballos
también. Uno de los caballos habían sido vendido por 400.000
Euros. Después de que acariciamos los caballos, fuimos al establo
para empezar la capea.
Los trabajadores y
chavales ayudaron al amo mover las vaquillas desde su campo al
establo. Ahora yo sé que las vaquillas son tontas, pero a la vez no
me gusto cuando el amo utilizó un bastón para pegar las vaquillas.
La violencia me molestó.
Aunque eran vaquillas,
ellas corrían muy rápido. Al principio, sólo los chicos valientes
fueron dentro del ruedo.
Mis amigos me
convencieron torear con la segunda vaquilla. Toreé con un pareja.
Fue muy emocionado cuando la vaquilla nos acercó. ¡Mi técnica fue
perfecto! A pesar de mi éxito, no estaba preparada por la vuelta.
Me asusté,
abandoné a mi pareja, y me huí a seguridad. Mi abandonado pareja
no pudo trucar la vaquilla esta vez, y la vaquilla le hizo una
zancadilla a él. Cuando mi pareja se cayó, todos gritaron y
hicieron ruido para que la vaquilla se confundiera y lo dejara. Mi
pareja me gritó en broma, y me admitió que él no me había dicho
nada sobre la vuelta.
Mientras que nosotros
estábamos toreando, la familia había preparado comida muy
deliciosa, y nos invitó a comer. Durante la comida, amigos le
dieron a Javier regalos. El sacerdote empezó a cantar. Todos
conocían la canción: Sigo Siendo el Rey. Me di cuenta de que yo
sabía muy poco de la cultura española, la cultura que la gente
conocía.
Al fin y al cabo me lo
pasé muy muy bien y me siento muy afortunada que podía tener esta
experiencia española.
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ResponderEliminar¡Eso suena como una experiencia increíble, Jen! Estoy celosa de que tienes una relación tan fuerte con tus amigos de CEU. Pareces grande en la arena y estoy seguro de que su técnica era tan perfecto como te dices! Y la canción Sigo siendo el rey suena tan pegadizo como Vay Manuel. ¡Tienes que cantar en la cena de despedida!
ResponderEliminar-Katherine Craven
¡Lo que una experiencia impresionante! Yo también estoy celosa de su relación con otros estudiantes en tu clase. Estoy en el equipo de baloncesto y tengo unas pocas amigas españoles de mi equipo. Pasar tiempo con los estudiantes españoles locales ayuda a hacer esta experiencia en Madrid mucho más auténtica y verdadera. Creo que es tan guay que eras capaz de entrar en la arena y torear con una vaquilla. Es una experiencia que nunca olvidarás.
ResponderEliminar-Samantha Sebastian
Jen, estoy muy celosa que tuviste este experiencia. Mientras que sé los nombres de algunos alumnos en mi clase de CEU, no tenemos una amistad fuerte (solo compartimos notas algunos veces). Es súper guay que podrías compartir la celebración de este cumpleaños. Pienso que este manera de celebrar es muy distinto y una buena representación a España. ¡Que suerte tienes tú!
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