Emily
Marso
Blog 3
Desde
llegar en España, me ha impresionado el valor de la cultura y de la tradición
aquí. Siempre he pensado que los Estados Unidos no tiene una cultura muy
definida—tenemos hamburguesas y obesidad, pero poco más—y que especialmente nos
faltan tradiciones fuertes y presentes en la sociedad actual. Pero me parece
muy distinto aquí. Me parece que siempre estoy oyendo de una nueva tradición o
una nueva explicación cultural para una enfermedad, un aspecto del clima, una
comida… La lista continúa para siempre. De hecho, hace dos días mi señora me
contó la tradición clásica del tronco especial de los Reyes Magos. Estoy segura
que no voy a contarla correctamente, pero creo que cada noche los niños lo
pegan al tronco con ramitas mojadas (¿?). También me dijo que por la noche le
dijeron un chupito de licor para los “Reyes Magos”. Me parecen unas tradiciones
muy divertidas pero también muy interesantes. Más de estas tradiciones
pequeñas, hay una cultura de tradición que parece muy fuerte en España. Por
ejemplo, cuando fuimos a Galicia aprendimos mucho sobre el Camino de Santiago.
Los peregrinos que caminan aprecian mucho el valor de la historia y de la
tradición, y ese camino es una parte integral de la cultura religiosa del país.
Hay muchos otros ejemplos, pero lo que quiero explicar es que me parece que la
cultura y la tradición tienen mucha importancia en este país en general.
Por
eso, me interesó mucho el video 50 años
de… Tradiciones por Claudia Llosa. Muestra la importancia de la tradición
pero también el lado más oscuro y más controversial. Me gustó mucho los
yuxtaposiciones de dos palabras aproximadamente cada minuto, especialmente
“construir para destruir” “esperanza esperando” y “cruz marca”. Creo que todos
los grupos sugieran dos de los puntos de vista desde que podemos ver el tema
mencionado. Me gustó también los yuxtaposiciones de imágenes, como la
comparación entre las corridas de toros y la gente en un centro comercial, y la
entre la flagelación religiosa y el tatuaje. Es muy interesante para mí pensar
en las semejanzas entre cosas tan nuevas o modernas (como el centro comercial o
el tatuaje) y otras cosas de la historia.
Por lo menos es un poco desconcertante... ¿no?
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